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El océano, fuente de inspiración inagotable.

#DíaMundialDeLosOcéanos

El mar tiene una importancia inigualable, forma parte de industrias tan importantes como la pesquera y la petrolera, mismas que lo contaminan y dañan su biodiversidad al sobreexplotar sus recursos, no obstante, también es el origen de la vida y una fuente inagotable de inspiración en la historia del arte.

A decir verdad, no hay una respuesta concreta de por qué no nos preocupamos en cuidar algo tan preciado; perderse en su inmensidad, ver el horizonte en su atardecer y preguntarse todos los misterios que oculta, ha sido un recurso usado por artistas en todos los ámbitos.

Acompáñanos a darnos un chapuzón en su influencia a la música; legendarios grupos como Led Zepellin, The Beatles, Richard Hawley y la Sonora Matancera con su icónico tema de “En el mar la vida es más sabrosa”, que no puede faltar cuando en México se habla de ir a la playa o visitar los bellos puertos que este gigante azul nos ofrece a la vista.

Aquí te dejamos algunos ejemplos.

Led Zeppelin – The Ocean

Singing to an ocean, I can hear the ocean’s roar

Play for free, I play for me and play a whole lot more, more!

Singing about the good things and the sun that lights the day

I used to sing on the mountains, has the ocean lost its way

Richard Hawley – The Ocean.

You lead me down, to the ocean
So lead me down, by the ocean

You know it’s been a long time, You always leave me tongue tied
And all this time is for us
I love you just because

You lead me down, to the ocean
The world is fine, by the ocean

The Beatles – Yellow Submarine

In the town where I was born
Lived a man who sailed to sea
And he told us of his life
In the land of submarines
So we sailed up to the sun
Till we found a sea of green
And we lived beneath the waves
In our yellow submarine

We all live in a yellow submarine
Yellow submarine, yellow submarine
We all live in a yellow submarine
Yellow submarine, yellow submarine


Por otra parte como se mencionó al principio, el mar no solo nos ha sumergido en la música, también la poesía encuentra en él una musa inalcanzable, llena de misterios, que representa distancia por su inmensidad y puede llenarse de elogios por todo lo que ofrece.

Pablo Neruda, uno de los poetas más importantes en latinoamérica, habla de él en “El Mar”, mientras que el filósofo alemán Friedrich Nietzsche ofrece una perspectiva de descubrir nuevas cosas y Nicanor Parra le canta al mar.

Pablo Neruda – El Mar

Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.

Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
sustituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.

Friedrich Nietzsche – Hacia nuevos mares

Allí quiero ir; aún confío
en mi aptitud y en mí.
En torno, el mar abierto, por el azul
navega plácida mi barca.
Todo resplandece nuevo y renovado,
dormita en el espacio y el tiempo el mediodía.
Sólo tu ojo — desmesurado
me contempla ¡oh Eternidad!

Nicanor Parra – Se canta al mar

Nada podrá apartar de mi memoria
La luz de aquella misteriosa lámpara,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni cómo me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;
Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
“Este es, muchacho, el mar”. El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba.


La pintura refleja la realidad desde la mirada del artista, el mar en ella se ha convertido en un paisaje recurrente, su indomabilidad y su calma han estado presentes en este campo interminable de imaginación que puede girar en torno a él.

A continuación te dejamos algunos ejemplos.

Claude Monet con su pintura La costa salvaje de Belle-Ile
Rembrandt Harmenszoon con su obra La tormenta en el mar de Galilea.
Andre Derain con su cuadro Barcos en Collioure del año 1905.

Así como la pintura, la poesía y la pintura, el universo cinematográfico también ha incluido al mar como el contexto o el protagonista de sus películas. Lo inesperado y peligroso que puede ser lo podemos disfrutar en la cinta dirigida por Guillermo del Toro, Pacific Rim; uno de los depredadores más letales dentro del mar lo encontramos en Jaws; y cómo sobrevivir a un naufragio al enfrentarte al mar en toda su inmensidad se disfruta gracias a la aventura que se atraviesa en Life of Pi.

Titanes del pacífico(2013)
Tiburon (1975)
Life of Pi (2012)

En conclusión, no cabe espacio para dudar que el mar es un recurso inagotable de inspiración reflejada en la obra de todos estos artistas que lo han descrito y se han enamorado de él, perdidos en su inmensidad y belleza; es por eso que el #DíaMundialDeLosOcéanos hace un llamada para protegerlo y así nos siga brindando magia en cada lugar que lo encontremos.

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